17 Poetas Ecuatorianos del siglo 19 y 20 (y sus poemas)
Reseña corta y breve de los poetas ecuatorianos del siglo IXX y XX. Biografías, poemas y nombres de poetas del Ecuador.
La poesía ecuatoriana como parte de la Literatura está influenciada, por las coyunturas histórico-políticas, socio-económicas y los paradigmas culturales de cada uno de los momentos en que los poemas fueron escritos.
En el Ecuador la lírica y la literatura artística emerge como movimiento a partir de los ’decapitados’ y sobre todo de Medardo Ángel Silva, quien merece un tratamiento especial ya que es el mayor representante del modernismo en la poesía ecuatoriana.
Esto no quiere decir que no hayan existido poetas importantes dignos de mención, ecuatorianos a finales del siglo XX, en la colonia y en el siglo XIX; es evidente que eran muy pocos, pero tenían obras excepcionales como las de José Joaquín de Olmedo.
1. POETAS ECUATORIANOS DEL SIGLO 19
1.1 José Joaquín de Olmedo (1780-1847)
José Joaquín de Olmedo nació en Guayaquil el 20 de marzo de 1780 y murió el 19 de febrero de 1847. De ascendencia española, realizó estudios en Derecho, para con posterioridad consagrarse a la vida política, siendo pieza vital en la concepción ideológica de la creación nacional de Ecuador. Sin lugar a dudas su vigor político se consumó como diputado en Las Cortes de Cádiz, cuya presencia reivindicó la abolición de las mitas, en su tan celebre discurso el 12 de agosto de 1812. Su apego a la poesía se vislumbra en su obra maestra “La victoria de Junín o Canto a Bolívar”.
Poema: A mi Magdalenita
Autor: José Joaquín de Olmedo
Mi juguetona Musa,
aunque con torpe lira,
por esta vez pretende
consagrarte su voz, Magdalenita.
No examines si es dulce,
si es bella mi poesía,
atiende solamente
al afecto sincero que la dicta.
Pero en este momento
la memoria se aviva
de que estás tanto tiempo
del hermano que te ama, dividida.
Y este triste recuerdo
todo placer me quita,
y funestas ideas
sólo ofrece a mi triste fantasía.
Tinieblas me parece
la amable luz del día,
y me son hasta odiosas
las cosas que los otros ven y admiran.
Pero importa muy poco,
amable hermana mía,
que estemos separados,
estando nuestras almas tan unidas.
Ellas siempre atraviesan
la distancia infinita
que nos separa; se unen,
dulcemente conversan y se miran.
Se prestan mutuamente
las promesas más finas;
y un genio, un modo mismo
de pensar y de obrar, la unión confirma.
Alguna vez las dudas
perturban nuestra dicha,
pero a pocos instantes
como ligeras nubes se disipan.
¡Felices los que así aman!
Así Magdalenita
será con José, siempre
del amor fraternal imagen viva.
Mi corazón es tuyo,
Mis afectos, mi vida;
pero todo esto es menos
de lo que tu mereces todavía.
Mis tiernas expresiones
reparte en la familia,
adiós. Tu amante hermano.
1.2 Dolores Veintimilla de Galindo (1829-1857)
Dolores Veintimilla de Galindo nació en Quito el 12 de julio de 1829 y su vida se extinguió el 23 de mayo de 1857 por propia mano. Los primeros estudios en el colegio Santa María del Socorro condicionaron su gusto por la lectura, escritura, música y pintura. En su adolescencia se alimentó de un delicado romanticismo, al que fracturó, primero su matrimonio con Sixto Galindo, su maternidad y el abandono de su esposo. La poesía de Dolores es síntoma de un susceptible carácter el cual se evidencia en la melancolía de su obra.
Poema: ¡Quejas!
Autora: Dolores Veintimilla de Galindo
¡Y amarle pude! Al sol de la existencia
se abría apenas soñadora el alma…
Perdió mi pobre corazón su calma
desde el fatal instante en que le hallé.
Sus palabras sonaron en mi oído
como música blanda y deliciosa;
subió a mi rostro el tinte de la rosa;
como la hoja en el árbol vacilé.
Su imagen en el sueño me acosaba
siempre halagüeña, siempre enamorada;
mil veces sorprendiste, madre amada,
en mi boca un suspiro abrasador;
y era él quien lo arrancaba de mi pecho;
él, la fascinación de mis sentidos;
él, ideal de mis sueños más queridos;
él, mi primero, mi ferviente amor.
Sin él, para mí el campo placentero
en vez de flores me obsequiaba abrojos;
sin él eran sombríos a mis ojos
del sol los rayos en el mes de abril.
Vivía de su vida apasionada;
era el centro de mi alma el amor suyo;
era mi aspiración, era mi orgullo…
¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?
No es mío ya su amor, que a otra prefiere.
Sus caricias son frías como el hielo;
es mentira su fe, finge desvelo…
Mas no me engañará con su ficción…
¡Y amarle pude, delirante, loca!
¡No, mi altivez no sufre su maltrato!
Y si a olvidar no alcanzas al ingrato,
¡te arrancaré del pecho, corazón!
1.3 Julio Zaldumbide Gangotena (1833-1887)
Julio Zaldumbide Gangotena nació en Quito el 5 de julio de 1833 y falleció el 31 de julio de 1887. Realizó estudios de Derecho y Filosofía y su vida se académica se desarrolló entre su consumado republicanismo político y su concepción romántica de la poesía. Fue diputado por Imbabura en 1867, ministro de Instrucción Pública entre 1884 y 1885 e impulsador de la Academia Ecuatoriana de Lengua. Julio Zaldumbide siempre tuvo debilidad por la lectura de los clásicos y su romanticismo hizo que meditara sobre la fugacidad del tiempo. Algunas de sus obras son: “La Mañana”, “El Mediodía”, “La Tarde” y “La Noche”.
Poema: A mis lágrimas
Autor: Julio Zaldumbide Gangotena
Corred, lágrimas tristes,
que es dulce al alma mía
sentiros a raudales
del corazón manar;
corred, que los suspiros
que exhalo en todo el día
las ansias de mi pecho
no bastan a calmar.
Triste, férvido llanto,
tus gotas de amargura
mitigan celestiales
la sed del corazón;
y sólo tú suavizas
mi horrenda desventura,
y sólo tú consuelas
mi lúgubre aflicción.
Que cuando de la cima
de dulce venturanza
desciende el alma al golpe
del dardo del pesar,
si entonces con la dicha
perdemos la esperanza,
nos queda sólo el triste
consuelo de llorar.
Y así la flor marchita
revive del consuelo
con lágrimas regadas
por lóbrego dolor,
como al nocturno llanto
de tenebroso cielo
cobran las flores secas
su aroma y su color.
Corred, lágrimas mías,
consuelo a mis dolores;
en férvidos raudales
del corazón manad;
y así, de mis ensueños
revivan ¡ay! las flores
que ha marchitado el rayo
del sol de la verdad.
1.4 Numa Pompilio Llona (1832-1907)
Nació el 5 de marzo de 1832, hijo de José Leocadio Llona y de Mercedes Echeverry. Desde muy temprana edad fue llevado a Colombia donde cruzó sus primeros estudios en la ciudad de Cali (1836-1844). Es uno de los más distinguidos representantes del tránsito del romanticismo al modernismo. En 1845 viajó a Perú para estudiar derecho en la Universidad de San Marcos.
Poema: Desde mi estancia
Autor: Numa Pompilio Llona
Mi ventana, que se abre a la campiña
do se extiende fantástico paisaje,
cubre del huerto trepadora viña
con la tupida red de su ramaje;
entre su fronda, hasta la oscura estancia
filtra su blanca luz la luna llena
que, alumbrando los campos a distancia,
surge en el cielo fúlgida y serena;
dando tregua a misérrimas congojas,
contemplo yo, de la penumbra opaca,
el arabesco de las negras hojas
que en argentado fondo se destaca;
de la cumbre de próxima montaña
desciende el aura y el follaje agita;
¡y siento entonces emoción extraña,
ansiedad soñadora e infinita!…
¡Afuera, allá, las mágicas florestas,
dormidos valles, encantados montes!…
¡Y esos hierros, y ramas interpuestas
ante aquellos grandiosos horizontes!…
De la terrena cárcel tras la reja,
mira así el alma con dolor profundo
el infinito que su luz refleja
en los oscuros ámbitos del mundo;
¡y así contempla en la penumbra hundida,
el lejano ideal de su ventura,
por entre las malezas de la vida,
donde, a veces, de lo alto descendida,
la divina pasión sólo murmura!…
2. POETAS ECUATORIANOS DEL SIGLO 20
2.1 La Generación Decapitada
2.2 Ernesto Noboa y Caamaño (1891-1927)
Ernesto Noboa y Caamaño nació en 1891 en el seno de una acaudalada familia guayaquileña. Sus padres, Pedro José Noboa y Carbo y Rosa María Caamaño y Gómez Cornejo, eran miembros de dos familias guayaquileñas muy conocidas por su influencia en los círculos políticos y económicos de la época. El joven Ernesto Noboa estudió la primaria en Guayaquil y se trasladó después a Quito, donde prosiguió sus estudios e inició una estrecha amistad con Arturo Borja. En 1912 creó la revista “Letras” que después de un tiempo se convirtió en un órgano de difusión de la estética modernista ecuatoriana. Fue a través de ese medio que Ernesto Noboa y Caamaño comenzó a publicar sus primeros poemas y se dio a conocer.
Poema: Aria de olvido
Autor: Ernesto Noboa y Caamaño
Mi corazón es como un cementerio
que pueblan las cruces de lo que he perdido…
¡lo que no ha sepultado el Misterio,
va teniendo que hacerlo el Olvido!
Fraternal cariño que hoy se pudre inerte,
ternuras lejanas, pasión extinguida;
a los unos los segó la Muerte,
a los otros… los mató la Vida.
La Vida que ofrece tenaz y alevosa
la miel en el fresco labio sonriente,
la Muerte que llega, dulce y cautelosa,
con su paso humilde de reina haraposa
a darnos su beso de paz en Ja frente.
Ya todos sois idos, todos estais yertos,
rostros bondadosos, labios compasivos;
¡llevadme vosotros, corazones muertos,
que me despedazan corazones vivos!
Mi alma está poblada como un cementerio
con las negras cruces de lo que he perdido;
¡lo que no ha sepultado el Misterio,
va enterrando, piadoso, el Olvido!
2.3 Humberto Fierro Jarrín (1890-1929)
Humberto Fierro Jarrín fue hijo de los adinerados terratenientes y hacendados Enrique Fierro Rosero y Amalia Jarrín Zapata. Gracias a la posición de su familia obtuvo una buena educación en la ciudad de Quito. Dedicaba buena parte de su tiempo a la lectura de sus autores preferidos como: Charles Baudelaire, Paul Verlaine, Arthur Rimbaud y Albert Samain. Humberto Fierro Jarrín es un poeta que buscaba plasmar en papel conceptos profundos con claras añoranzas filosóficas, sin descuidar por ello el ritmo y la musicalidad, característicos de la poesía.
Poema: Tierra Alta
Autor: Humberto Fierro Jarrín
Tarde.
El paisaje de selvas y peñones
cruza un vuelo de cóndores nevados,
que hacia los horizontes incendiados
se funde en tenebrosos nubarrones.
Y el cerro colosal que en los pedrones
afianza sus témpanos rajados,
vierte un río de gritos desolados
en el vórtice de hondas atracciones.
De repente, un picacho desprendido
baja a los arenales, rumoroso
como un tropel inmenso de corceles.
Muere el día. Un venado sorprendido
abandona el barranco pedregoso…
y el agudo ladrar de los lebreles.
Crepúsculo.
Han callado los mirlos. La infinita
melancolía de la tarde quieta
se entra en el alma, como en la ancha grieta
el agua que la peña precipita.
Hace frío, y en torno a la casita
casi nublada de la loma escueta,
cada alondra parece una saeta,
y el rosado del cielo se marchita.
El viento arrecia. Los caballos hinchan
sus narices y soplan y relinchan
hacia el bajío de la tierra maga…
…Y la luz tiene algo de piadosa:
parece una mirada cariñosa,
una mirada que al morirse embriaga…
2.4 Arturo Borja (1892-1912)
Arturo Borja nació en 1892 en la ciudad de Quito. Desde muy pequeño viajó a Paris a seguir cursos de Literatura en el que leyó a simbolistas como: Mallarmé, Baudelaire y Rimbaud. Con tan solo 15 años dio a conocer su primer poema de estilo modernista llamado “Madre locura”. Publicó sus poemas en el periódico “La Prensa”. Participó con otros compañeros en la fundación de la revista “Letras” que se convirtió en el principal órgano de difusión del modernismo ecuatoriano. Contrajo matrimonio, el 15 de octubre de 1912, con Carmen Rosa Sánchez, a quien le dedica los poemas “Por el camino de las quimeras” y “En el blanco cementerio”. Se suicidó en la ciudad de Quito, el 13 de noviembre de 1912, cuando apenas tenía 20 años de edad.
Poema: En el blanco cementerio
Autor: Arturo Borja
En el blanco cementerio
fue la cita. Tú viniste
toda dulzura y misterio,
delicadamente triste…
Tu voz fina y temblorosa
se deshojó en el ambiente
como si fuera una rosa
que se muere lentamente…
Íbamos por la avenida
llena de cruces y flores
como sombras de ultravida
que renuevan sus amores.
Tus labios revoloteaban
como una mariposa,
y sus llamas inquietaban
mi delectación morosa.
Yo estaba loco, tú loca,
y sangraron de pasión
mi corazón y tu boca
roja, como un corazón.
La tarde iba ya cayendo;
tuviste miedo y llorando
te dije: Me estoy muriendo
por ti que me estás matando.
En el blanco cementerio
fue la cita. Tú te fuiste
dejándome en el misterio
como nadie, solo y triste.
2.5 Medardo Ángel Silva (1898 – 1919)
Nació en 1898, hijo de Enrique Silva Valdez y de Mariana Rodas Moreira. Fue escritor, poeta, músico y compositor. Tuvo unos orígenes humildes y su formación fue completamente autodidacta. Trabajó como profesor de escuela; quizá su condición de mulato influyó en el pesimismo que llenó su vida pues vivía en una sociedad ajena al sentimiento de comprensión y tolerancia. Murió de forma trágica el 10 de junio de 1919 a la edad de 21 años. Es considerado uno de los mayores representantes del modernismo en la poesía ecuatoriana.
Poema: Otras estampas románticas
Autor: Medardo Ángel Silva
I
Daba el heno cortado su olor y su frescura
y el sonámbulo río su monótona música.
Iba en el cielo azul, como una reina impúdica,
la luna sonrosada, soñolienta y desnuda.
La sombra de las ramas, en las aguas obscuras,
jugaba, azul y triste, sus mil danzas confusas;
y, luminosa escarcha, arrojaba la luna
su polvillo de plata sobre las rosas húmedas.
II
Como una sombra fría bajo la niebla lila…
el sol es eso triste, sin color, que se mira
entre las aguas palúdicas, entre flores podridas.
Como el agudo llanto de una niña
se oye la voz lejana del río que tirita…
tiemblan las hojas de oro al respirar la brisa
su congelado soplo sobre la tierra lívida…
danzan llamas alegres en todas las cocinas…
y aúlla a las cerradas puertas de la alquería,
el viento, como un lobo con hambre y sin guarida.
III
Fantasmas blancos en los miradores
y llanto de los pianos a las estrellas, sones
que apagan las cortinas y los tapices; roces
de largos trajes, leves como de apariciones,
temblando en los espejos amarillos; rumores
que expiran con la luz del horizonte…
Y son cosas de sueño melodías informes
sonando en penumbrosos laberintos; y voces
de lo Desconocido, que llegan con la Noche.
IV
La noche es un suspiro azul que tiembla
sobre el oscuro sueño de la Tierra.
El parque es un silencio perfumado… aletea,
como un pájaro herido, torpe, la brisa negra.
Se corta la palabra de la fuente, reseca
en la taza de piedra.
Se va a acabar la vida… soñolientas
las hojas cabecean.
Y cae sobre el alma la tristeza
igual que sobre un muerto, un puñado de tierra.
Podemos destacar también a otros autores de literatura ecuatoriana como Juan León Mera, Ivan Eguez, Miguel Riofrío, Violeta Luna, Julio Zaldumbide, entre otros ilustres nombres.
Fuente: Wikipedia, www.wikipedia.org, Brainly, Efemérides, Monografías, BuenasTareas, Slideshare, Prezi
El 19 de mayo es el aniversario del nacimiento de varios poetas y escritores ecuatorianos de renombre. Por eso, este nuevo post está dedicado a ellos, y contiene 17 poetas ecuatorianos del siglo XIX y XX (y sus poemas).
Conoce a los 17 poetas ecuatorianos del siglo XIX y XX que marcaron la historia de la poesía en Ecuador. Incluimos sus biografías, poemas y datos importantes sobre sus vidas.
Desde mi adolescencia me fascinan los poetas ecuatorianos de los últimos 150 años. Desde entonces, mi sueño ha sido publicar una colección que presente al mundo angloparlante, y en particular a la diáspora angloparlante de Ecuador, a estos grandes poetas del siglo XX que considero fundacionales de nuestra identidad cultural nacional. Al emprender este trabajo durante los últimos 8 años he aprendido más sobre la poesía de lo que jamás creí posible. Estos 17 poetas son tan diversos en su política, individualidad y estética que para apreciarlos lo único que se necesita es estar dispuesto a sentarse con ellos durante algún tiempo.
Si alguna vez has querido leer más poesía ecuatoriana contemporánea, tengo un regalo especial para ti. Acabo de terminar de traducir 17 poemas de 17 poetas ecuatorianos diferentes para EFNIKS.
Siempre he sentido curiosidad por los poetas de Ecuador. Cuando empecé a leer la poesía de mis compatriotas me sorprendió su sencillez pero también su precisión. Los poemas que aparecían en las antologías ecuatorianas eran de carácter intimista, lo que no es de extrañar porque muchos de ellos tenían un espíritu romántico. No cabe duda de que mucha de esta poesía (que hoy no leemos) pertenece a una época de sentimentalismo y didactismo que imperaba en la época.
La poesía ecuatoriana tiene una larga historia, desde las primeras manifestaciones folclóricas. En el siglo XVIII, hubo varios poetas en Quito, como Manuel Andrade (1726-1794), José Joaquín de Olmedo (1725-1801) y Juan León Mera (1803-1865). En el siglo XIX, Eugenio Espejo (1783-1848) fue un poeta ecuatoriano que escribió algunas obras románticas.
Qué mejor manera de empezar este nuevo blog que con un post sobre los poetas de mi país, Ecuador. A lo largo de las décadas que siguieron a la independencia de España, Ecuador ha alimentado una increíble tradición literaria, siendo la cultura de este país ampliamente reconocida por su vasta y profunda observancia de la poesía.
Quito, la capital de Ecuador, es una ciudad conocida por contar con uno de los mayores poetas de la América española. El mundo entero conoce a Augusto César Sandino, el libertador de Nicaragua. Y por muchos otros poetas famosos como Gabriela Mistral o César Vallejo.
Puede que Ecuador no sea un lugar que se asocie con la poesía. Y aunque piense que este país latinoamericano es más conocido por su selva, sus volcanes y las Islas Galápagos, en realidad es bastante conocido por ser la cuna de numerosos poetas.
Algunas personas dicen que no tienen tiempo para leer poesía. Pero se equivocan. Cualquiera con un corazón y un alma abierta entiende que la gran poesía, como la comedia u otras artes más finas, está destinada a ser saboreada. Ahora bien, si está buscando un buen poema para pegar sobre su chimenea, los regalos más originales para sus amigos y seres queridos, o incluso si simplemente se ha aburrido de la tonelada de material de lectura que ya tiene (escuche, todos hemos estado ahí), este artículo es para usted. Hay algo único en los poetas sudamericanos que hace que sus palabras sean casi tan coloridas como los paisajes en los que se inspiran.
La poesía está llena de sorpresas, te alegra y entristece en un instante, tiene sentido y profundidad, y te lleva a un viaje por la vida de una persona que se extiende infinitamente.
Me encantan las citas de personajes famosos, los proverbios sabios y los poemas inspirados en algún acontecimiento o momento impactante.